Mientras estaba haciendo mi culto esta mañana me topé con 1
Juan 3:9 y me quede un rato pensando en lo que decía allí, les comparto un poco
de lo que entiendo sobre permanecer en Jesús (también hay un seminario muy
bueno de un Pastor que escuché hace un tiempo que habla sobre este tema).
Pensando en que espera Jesús de mi llegué a la siguiente
conclusión. El objetivo de la vida cristiana no está en “ir a Jesús
diariamente”, sino en “permanecer” en Jesús. “ir” cada día a Jesús significa
que no permanecí con Él. En salmos dice “siete veces cae el justo y se vuelve a
levantar” pero ¿el propósito del caminar del justo es caer para luego
levantarse? Ciertamente que no, sino el permanecer levantado, permanecer sobre
la roca no derribado en algún costado.
Jesús constantemente nos habla de permanecer en Él. El
permanecer en él es descansar cada momento del día en su presencia, es
disfrutar de estar con Él cada momento, es sentir su presencia, estar
conscientes de que Él está a nuestro lado, como dice en salmos que él es como
mi “sombra a mi mano derecha”. Permanecer en Jesús es que el momento de
descanso de nuestra mente sea en Jesús, cuando nos “distraemos” de nuestros
pensamientos, es decir, cuando pensamos automáticamente, nuestra mente debe
huir directo a Jesús. Cada pensamiento que tenemos deja una huella, como si
nuestra mente fuera una playa, vamos dejando huellas, marcas y con cada
pensamiento vamos haciéndola más profunda, nuestra mente va a “correr” como el
agua por la huella más profunda de nuestra mente.
Permanecer en Jesús es, de repente, percatarnos de nuestros
pensamientos y que estos estén en Jesús, pensando en Él, en algún texto o en
oración.


El camino del que nació de nuevo es andando de pie,
permaneciendo en Jesús, no “Levantándose” no yendo al piso de arriba un rato en
las mañanas. Es permanecer en Jesús.
La biblia está teñida de este pensamiento.
Si permanezco en Jesús, “tengo al Hijo” y quien tiene al Hijo tiene la vida eterna (1 juan 5:12).
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