Juan 15:1-17. Aquí hay dos cosas en particular que me llaman
la atención, y una tercera que alcanzo a entender mejor, desde otra
perspectiva.
La primera es la siguiente. Vs 4 “Permaneced en mí y yo en
vosotros. Como el pámpano no puede llevar frutos por sí mismo sino permanece en
la vid…” Verso 5 “Yo soy la vid y vosotros los pámpanos, el que permanece en mí
y yo en él…” Me llama fuertemente la atención el hecho de que Jesús enfatice
muchas veces la idea de que permanezcamos en Él, pero más el hecho que diga “y
yo en vosotros” ¿a qué se refiere? ¿Será que yo puedo permanecer en Él sin que
Él este en mí? Este es un pensamiento extraño, siempre se nos ha dicho que Dios
está con nosotros, en todo momento y lugar, y es verdad, porque la biblia así
lo enseña. Pero Jesús da la idea de que puede haber momentos en que yo puedo “permanecer
en Él” sin que Él este conmigo. ¿Cómo puede pasar esto? Pensado y pensando se
me vino a la mente una imagen de una pareja que una vez visité, ellos eran jóvenes,
empezamos a charlar pero muy rápido dejaron ver el gran resentimiento que tenían
entre sí. Una de las cosas que más recuerdo era el reproche de la esposa “él
dice que siempre está conmigo, que siempre habla conmigo, que comparte todo
conmigo y me tiene presente en todo lo que hace, pero aunque él hace todo eso,
él sigue estando ausente” ¿puedo permanecer en Cristo y estar ausente en esa relación?
Sería como tener una relación formal con Jesús pero en el fondo de todo mis
motivaciones son egoístas, son interesadas o es solo miedo de que si no
mantengo a Jesús presente en todo lo que hago no soy un “buen cristiano”. Es
como en la ilustración de ayer, si yo tengo mi casa de una sola planta, que es
la de permanecer en Jesús y me quedo allí, pero tengo cuadros de las cosas de
afuera, paso tiempo mirando por la ventanas hacia afuera, y hasta imagino las cosas que haría si
estuviera afuera. Puedo esforzarme por permanecer en Jesús y que las fibras de
mi ser vayan hacia otro lado. ¿Puedo permanecer en Jesús sin que Él esté
conmigo? Tristemente sí. Por eso Jesús repite dos veces “permaneced en mi Y YO
EN VOSOTROS”.
Lo segundo que me llama la atención es que Jesús dice en los
vs 9 y 10 “como el Padre me ha amado, así yo también los he amado; permaneced
en mi amor. Si guardareis mis mandamientos permaneceréis en mi amor, así como
yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.” Dios nos
ama, de eso no hay ninguna duda, nos ama porque nos creó y nos ama porque Él es
amor y su naturaleza es amar, porque nosotros somos importantes y valiosos para
Él. ¿De qué manera puedo entender entonces el hecho de que Jesús diga que debo
permanecer en su amor? ¿Hay algún lugar en donde el amor de Dios no puede
alcanzarme? De la siguiente manera yo
puedo quedar lejos del amor de Dios. Jesús decía que guardando los mandamientos
de su Padre como permaneció en su amor, es como si hubiera una diferencia entre
el “amor con el que me ama por ser su criatura” y el “amor de permanecer en
Jesús” y demostrarlo con hechos. Para quien guarda los mandamientos de Dios y
permanece en Jesús Y Jesús en él, el amor de Dios cobra una nueva dimensión. Es
como cuando una persona ama a otra, pero no le dice nada, su amor es secreto,
ese amor es como si no existiera, así es el amor de Dios para aquel que no lo
conoce. Pero un día esa persona se entera que la otra la ama, ese amor ahora si
cobra vida, pero es un “amor teórico” porque supuestamente está pero no se
demuestra, así es el amor de Dios para quién simplemente aprende de Dios sin experimentarlo
en su vida, entrar en esa relación con Él. Luego esas dos personas comienzan
una relación, allí ese amor se hace palpable, toma una nueva dimensión, así es
cuando una persona entra en relación con Jesús, deja que ese amor de Dios se
haga más efectivo en su vida. Pero
todavía hay un paso más que dar esas dos personas deciden casarse, y ese amor
toma una nueva dimensión, más intensa, mucho más efectiva. Así es como cuando
una persona que decidió entrar en la relación con Dios, decide nacer de nuevo y
entra en un pacto más fuerte con Dios. Pero así como en el matrimonio hay “cercos”
que lo protegen, en la relación con Dios también, que son los mandamientos,
cuando estoy permaneciendo en Jesús y Él en mí y dentro de los mandamientos de
Jesús, el amor de Dios puede hacerse plenamente efectivo entre Él y nosotros. Si
salgo de allí me pongo lejos del alcance “más efectivo” del amor de Dios.
Por último Jesús dice en vs 14 “vosotros sois mis amigos si hacéis
lo que yo os mando” eso siempre lo entendí en la manera en que aquel que guarda
los mandamientos es llamado amigo de Dios, pero no es así.
Amigo de Dios es
aquél que permanece en Jesús, y Jesús en él, y dentro del círculo donde el amor
de Dios puede hacerse Efectivo plenamente para nosotros. Allí puedo andar libremente, allí no peco, no
puedo. Pecar es transgredir el cerco, es saltarlo, es salirme del círculo donde
Dios puede manifestar su amor de manera más plena para mí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario