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martes, 17 de febrero de 2015

Permanecer en Jesús (II parte)

         Juan 15:1-17. Aquí hay dos cosas en particular que me llaman la atención, y una tercera que alcanzo a entender mejor, desde otra perspectiva.
         La primera es la siguiente. Vs 4 “Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar frutos por sí mismo sino permanece en la vid…” Verso 5 “Yo soy la vid y vosotros los pámpanos, el que permanece en mí y yo en él…” Me llama fuertemente la atención el hecho de que Jesús enfatice muchas veces la idea de que permanezcamos en Él, pero más el hecho que diga “y yo en vosotros” ¿a qué se refiere? ¿Será que yo puedo permanecer en Él sin que Él este en mí? Este es un pensamiento extraño, siempre se nos ha dicho que Dios está con nosotros, en todo momento y lugar, y es verdad, porque la biblia así lo enseña. Pero Jesús da la idea de que puede haber momentos en que yo puedo “permanecer en Él” sin que Él este conmigo. ¿Cómo puede pasar esto? Pensado y pensando se me vino a la mente una imagen de una pareja que una vez visité, ellos eran jóvenes, empezamos a charlar pero muy rápido dejaron ver el gran resentimiento que tenían entre sí. Una de las cosas que más recuerdo era el reproche de la esposa “él dice que siempre está conmigo, que siempre habla conmigo, que comparte todo conmigo y me tiene presente en todo lo que hace, pero aunque él hace todo eso, él sigue estando ausente” ¿puedo permanecer en Cristo y estar ausente en esa relación? Sería como tener una relación formal con Jesús pero en el fondo de todo mis motivaciones son egoístas, son interesadas o es solo miedo de que si no mantengo a Jesús presente en todo lo que hago no soy un “buen cristiano”. Es como en la ilustración de ayer, si yo tengo mi casa de una sola planta, que es la de permanecer en Jesús y me quedo allí, pero tengo cuadros de las cosas de afuera, paso tiempo mirando por la ventanas hacia afuera, y  hasta imagino las cosas que haría si estuviera afuera. Puedo esforzarme por permanecer en Jesús y que las fibras de mi ser vayan hacia otro lado. ¿Puedo permanecer en Jesús sin que Él esté conmigo? Tristemente sí. Por eso Jesús repite dos veces “permaneced en mi Y YO EN VOSOTROS”.
          Lo segundo que me llama la atención es que Jesús dice en los vs 9 y 10 “como el Padre me ha amado, así yo también los he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.” Dios nos ama, de eso no hay ninguna duda, nos ama porque nos creó y nos ama porque Él es amor y su naturaleza es amar, porque nosotros somos importantes y valiosos para Él. ¿De qué manera puedo entender entonces el hecho de que Jesús diga que debo permanecer en su amor? ¿Hay algún lugar en donde el amor de Dios no puede alcanzarme?  De la siguiente manera yo puedo quedar lejos del amor de Dios. Jesús decía que guardando los mandamientos de su Padre como permaneció en su amor, es como si hubiera una diferencia entre el “amor con el que me ama por ser su criatura” y el “amor de permanecer en Jesús” y demostrarlo con hechos. Para quien guarda los mandamientos de Dios y permanece en Jesús Y Jesús en él, el amor de Dios cobra una nueva dimensión. Es como cuando una persona ama a otra, pero no le dice nada, su amor es secreto, ese amor es como si no existiera, así es el amor de Dios para aquel que no lo conoce. Pero un día esa persona se entera que la otra la ama, ese amor ahora si cobra vida, pero es un “amor teórico” porque supuestamente está pero no se demuestra, así es el amor de Dios para quién simplemente aprende de Dios sin experimentarlo en su vida, entrar en esa relación con Él. Luego esas dos personas comienzan una relación, allí ese amor se hace palpable, toma una nueva dimensión, así es cuando una persona entra en relación con Jesús, deja que ese amor de Dios se haga más efectivo en su vida.  Pero todavía hay un paso más que dar esas dos personas deciden casarse, y ese amor toma una nueva dimensión, más intensa, mucho más efectiva. Así es como cuando una persona que decidió entrar en la relación con Dios, decide nacer de nuevo y entra en un pacto más fuerte con Dios. Pero así como en el matrimonio hay “cercos” que lo protegen, en la relación con Dios también, que son los mandamientos, cuando estoy permaneciendo en Jesús y Él en mí y dentro de los mandamientos de Jesús, el amor de Dios puede hacerse plenamente efectivo entre Él y nosotros. Si salgo de allí me pongo lejos del alcance “más efectivo” del amor de Dios.

         

         Por último Jesús dice en vs 14 “vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando” eso siempre lo entendí en la manera en que aquel que guarda los mandamientos es llamado amigo de Dios, pero no es así. Amigo de Dios es aquél que permanece en Jesús, y Jesús en él, y dentro del círculo donde el amor de Dios puede hacerse Efectivo plenamente para nosotros.  Allí puedo andar libremente, allí no peco, no puedo. Pecar es transgredir el cerco, es saltarlo, es salirme del círculo donde Dios puede manifestar su amor de manera más plena para mí.

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