Muchas personas en nuestras sociedades descubren su necesidad de Dios y deciden unirse a una iglesia, pero he aquí el primer problema que enfrenta el nuevo cristiano ¿Cuál de todas? Basta solo que salga a recorrer las calles y encontrará una multitud de iglesias, de todos los tipos, de todos los tamaños y con todas las intenciones. Si se queda en su casa, hasta allí llegarán las ofertas religiosas, directo a su puerta. Si entra en internet y busca “iglesia cristiana” tendrá 8.300.000 resultados en tan solo 0,20 segundos… ¿por dónde empezar? ¿Dónde buscar? Si todas dicen tener la verdad y aseguran la vida eterna.
Una frase de un cantante popular dice “…en el mundo hay más religiones que niños felices…” esta frase puede ser un motivo a favor de la causa atea, pero como cristianos debería dejarnos en una posición especulativa en cuanto a su veracidad ¿es así? ¿Es real? ¿Dónde estriba el problema de la gran pluralidad de denominaciones cristianas? ¿Acaso será que nuestro desmedido interés por ser “originales” o ser diferentes de los demás nos ha llevado a descubrir nuevas verdades y de esta manera hacernos de un nuevo movimiento? ¿Será tal vez que al tomar la biblia la interpreto de la manera que más satisfaga mis expectativas y deseos o trato de encontrar la voluntad de Dios sin importar que sea lo que ello implica? Allí está el problema básico. Interpretación, cada religión interpreta la biblia de la manera que mejor le resulta.
El problema de la pluralidad denominacional está lejos de resolverse, el intento más fuerte de hallar una solución es el movimiento ecuménico. Pero este reza en unirse en los puntos comunes sacrificando los divergentes, esto no resuelve el problema sino solo rebaja los principios. Entonces ¿no hay solución? Partiendo ya desde la misma base tenemos un problema, el término teológico es hermenéutica, trata de todo lo referente a la interpretación de la biblia. Veremos un poquito en este artículo los problemas hermenéuticos a los que nos enfrentamos y como hacer uso de una correcta hermenéutica para llegar a la verdad.
Desde hace algunos años se ha estado utilizando un modelo interpretativo exógeno a la biblia, es decir, que analiza la biblia desde afuera. Este se llama el método histórico-crítico. Este consiste en acercarse a la biblia como un documento para estudiarlo y analizarlo desde todos los ángulos, pero despojándose de las preconcepciones básicas del cristiano, por ejemplo la existencia de Dios, el cristiano se acerca a la biblia creyendo que Dios existe, la biblia no intenta probar su existencia, la da por sentada. El método histórico-crítico no parte de la premisa de la existencia de Dios se focaliza en estudiar los documentos, en fecharlos, busca las fechar reales de los libros, ya que, al no haber inspiración ni revelación sobrenatural, los documentos seguramente se escribieron en una fecha posterior al hecho que “profetizaban”. De igual manera el método ha buscado hallar los verdaderos autores de los libros. No todo se descarta de este método, por ejemplo el análisis textual que hace es muy bueno y de allí podemos tener buenos resultados, pero no todo es aceptable a la hora de interpretar la palabra de Dios como tal. Éste método ha abarcado casi todos los circulos teológicos contemporáneos, ya que es más científico y menos mítico que su antecesor método, el método alegórico. Este último proviene de la antigua Alejandría, y esté consistía en que la biblia tiene un significado literal pero también un sentido alegórico, todo tiene una interpretación espiritual. Una que no se halla simplemente a la vista, entonces desde allí se le ha dicho decir a la biblia muchísimas cosas que no dice.
Otro de los métodos es el histórico-gramatical. Como Iglesia nos adherimos a éste método. Ya que en este método se toma la biblia como la palabra inspirada por Dios y desde allí se parte. Nos acercamos al texto asumiendo que es la palabra de Dios y que allí se encuentra un mensaje para nosotros.
Hay varios principios sencillos pero que son de suma importancia a la hora de estudiar la biblia. Uno de ellos es que la biblia es su propio intérprete. Hay quienes comienzan a estudiar la biblia y a interpretarla, extraen doctrinas desde versículos aislados. Si hay un versículo complicado o una parte difícil en otra lo aclarará, ella se interpreta a sí misma, no hay porque recurrir a la alegoría.
Otro de los principios fundamentales es que hay que ver qué es lo que dice la totalidad de la escritura. No podemos hacer teología de un solo versículo. La biblia es un conjunto en sí misma, lo que dice en un lado se explaya y aclara en otro, por lo tanto hay que buscar todo lo que ella dice en cuanto a un asunto, analizarlo en su conjunto y allí llegaremos a una conclusión acertada.
Otro principio importante es el hecho de que no se puede estudiar toda la biblia de la misma forma. En ella encontramos estilos diferentes, no podemos estudiar una parábola de la misma manera que estudiamos un relato, o los salmos de la misma manera que estudiamos la literatura apocalíptica. Cada estilo debe estudiarse de la manera apropiada, esto evitará que corramos el riesgo de llegar a conclusiones erróneas.
Otra de las cosas a tener en cuenta que cuando tomamos un texto hay que estudiar no solo el texto, sino también su contexto literario, pero también tenemos que estudiar quién lo escribió, a quiénes se dirigía y en qué circunstancias. Básicamente no solo hay que ver que dijo sino que era lo que quería transmitir con lo que dijo.
En la biblia no tenemos grados de inspiración, no debemos decidir que está inspirado y que no. O que parte es más importante que otra. Muchas de las denominaciones protestantes mutilan partes de las escrituras pero conservan otras, porque dicen que ya no tienen importancia o están abolidas, pero aún así de ellas extraen textos y promesas, entonces ellos se hacen jueces de que parte de la biblia sirve y cual no.
El último principio que presentaremos aquí consiste en la discriminación entre los principios y las normas conductuales. Esto es importante ya que muchos cristianos tomas las normas de conducta y al no ser aplicables hoy en día descartan el pasaje en cuestión. Un principio es perdurable en el tiempo, la norma se extrae del principio y se adapta al momento y la circunstancia.
A la hora de abordar la palabra de Dios es importante que recordemos estos sencillos principios que nos ayudarán a no desviarnos de la verdad, nuestro Dios ha dejado en su palabra todo lo necesario para que no nos desviemos, pero también nos ha dejado la responsabilidad de estudiarla para hallar las verdades dentro de ella, con esfuerzo y con la guía de su Espíritu no erraremos el camino.
Paulo Benitez
Paulo Benitez
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