Una verdad prácticamente reconocida y aceptada por todo el
mundo es que, sin importar la cultura, país o región, siempre encontraras un
elemento, un común denominador: Hurgadores. Son aquellos individuos que viven
en las calles, que viven de los desechos, que se alimentan de lo que otro ya no
quiere. En cada ciudad del mundo se los puede ver, allí viviendo como pueden,
durmiendo donde quieren, soportando lo que pocos podrían. ¿Con qué fin?
Sobrevivir un día más.
Las distintas
circunstancias y decisiones de la vida los colocaron donde están. Para muchos
de estos individuos ésta es su vida. No importa cuáles fueron las
circunstancias que los llevaron hasta ahí, esa es su realidad. Ignorados por
todos. Acostumbrados a vivir al margen de la sociedad, una especie de vida
paralela, cruzas a su lado y para ellos parece que no existes. Solitarios. Decepcionados
con la vida por tantas veces buscar, sin recibir ayuda. Resignados a sobrevivir
por su cuenta. Vivir sin metas, expectativas, ni esperanzas. La única meta es
sobrevivir un día más…
Esa es su realidad. Y muchos no renunciarían a ella. Vivir
de las sobras y de lo que ya no sirve… vivir sin querer.
Hurgadores, están por todos lados. Hay muchos de los cuales
viven en mansiones, conducen buenos autos. Gente común, gente con buen
prestigio. Muchos solitarios, otros rodeados de mucha gente… ¿Qué más da? si igual
viven del pasado… o los restos de su pasado.
Restos de relaciones pasadas. Restos de una familia que se
derrumbó, o simplemente que nunca existió. Restos de un éxito pasado, con un presente desalentador. En fin… viven
del pasado. Tratan de encontrar algo que les ayude a sobrevivir un día más. No
queriendo enfrentar al presente. Pero… viviendo del pasado lo único que hacemos
es ignorar el presente.
No se puede vivir del pasado. Lo único que lograrás es
arruinar el presente con sus nuevas oportunidades.
Es sumamente difícil perdonarse por un error pasado, pero no
conseguirás remediarlo, déjalo donde está: atrás. No podés volver el tiempo
atrás y aprovechar una oportunidad perdida, ya no está. No se puede volver
atrás para decir aquello que debimos decir, ni tampoco lo que debimos callar.
Hay un refrán que dice “hay tres cosas que jamás vuelven atrás, una palabra
dicha, una piedra arrojada y una oportunidad desperdiciada.” A buen entendedor,
pocas palabras bastan…
Esa es su realidad. Y muchos no renunciarían a ella. Vivir
de las sobras y de lo que ya no sirve… vivir sin querer.
Caminar mirando hacia atrás no te conduce a ningún lado.
Porque la vista está puesta en el lugar equivocado.
Avanzamos, si, ¿pero en qué dirección? Solo hay una manera
de dejar de hurgar en el pasado para sobrevivir un día más. Cambiar la mirada,
mirar al Maestro.
Mirando al Maestro es como el foco se vuelve hacia el lugar
correcto, el pasado queda atrás, el presente en sus manos y el futuro…
...el
futuro será su secreto. Una sorpresa.
una sorpresa :)
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