"Y bueno...la intención es lo que cuenta" esta frase la escuchamos un montón de veces, lo malo es que siempre es para justificar algo que salió mal, un error o un imprevisto.
No siempre la intención es lo que cuenta. Durante los años 30 el sentimiento de que la raza aria era superior iba en tremendo aumento en la Alemania nazi, y esto derivo en la segunda guerra mundial. La intención era que la "raza superior" fuera la que sobreviviera, la única que poblara la tierra, era la mejor de las intenciones, ¿quién no quiere que la tierra este poblada de las mejores personas posibles? pero ¿esto justificó la guerra? ¿justificó el holocausto de 6 millones de judíos? No.
En la Biblia tenemos casos en donde las mejores de las intenciones no fueron lo que contó. El caso de Nadab y Abiú, los sacerdotes, que entraron a ofrecer incienso al santuario y salió fuego de Dios y los quemó, ¿por qué? porque lo hicieron a su manera, no a la menera de Dios (Levítico 10:1-3). La mejor de las intenciones no justifica tomar con liviandad lo que es santo.
Otro caso es el de Uza, donde estaban llevando el arca de Dios y él toca el arca para evitar que esta se caiga, lo cual estaba prohibido, pero la temeridad de Uza le costó la vida (2 Samuel 6:1-10).
Tenemos el caso de David cuando decide construir el templo para Dios, era la mejor de las intenciones, hacer un templo donde adorar a Dios de la manera adecuada y honrarlo como mejor fuera posible, sin embargo Dios le negó ese privilegio. Dios quería que otra persona se encargase de eso, David no era el adecuado para hacerlo (2 Samuel 7:1-13).
No siempre la intención es lo que cuenta, sino si nuestros actos están en armonía con la voluntad de Dios. Esto es lo que realmente cuenta.
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